¿Último tren para la inversión?
Varios directivos del Banco Central Europeo (BCE), incluyendo a su presidenta Christine Lagarde, han confirmado la subida de los tipos de interés a final del tercer trimestre con el objetivo de paliar la inflación que atraviesa la mayoría del continente debido a los años de pandemia y, recientemente, al conflicto armado de Rusia y Ucrania y la escasez de productos derivada del conflicto. La medida impactará de manera directa y se estima que frenará el consumo, la inversión y habrá que estar pendiente de cómo repercute en las balanzas económicas de las familias y empresas.
Después de seis años en Europa, y después de dos en Estados Unidos, los tipos de interés vuelven a subir. En EE. UU. desde el mes de marzo y en la zona euro se anuncia que para julio. Este anuncio tiene varias lecturas, ya que es una mala noticia para los inversores y ciudadanos que tengan préstamos o créditos a tipo variable, pero una buena para los ahorradores.
Esta subida de tipos no significa ni más ni menos que el dinero va a costar más, por cada euro que pidamos prestado tendremos que devolverlo con unos intereses mayores. Es decir, hasta ahora, los bancos estaban recibiendo dinero desde el BCE con un interés de hasta el -0,5%, es decir, tenían que devolver menos dinero del que habían pedido. Con esto se perseguía que hubiera un torrente de liquidez en toda Europa, para paliar la crisis de 2008 y que tanto familias como empresas pudieran pedir dinero a tipos de intereses cercanos a cero para acometer sus gastos y proyectos.
Por ejemplo, el volumen de pymes en España es muy alto (el 99,9% del tejido empresarial), y muchas de ellas recurren a créditos, ya sea para pagar facturas, hacer reformas, adquirir nuevos locales, maquinaria, etc. Es una práctica bastante extendida, sobre todo en los últimos años donde había esa abundancia de la que hablábamos antes, y esto les permitía pedir dinero a tipos muy reducidos.
Volviendo al hecho, no solo las pequeñas empresas; el gobierno y los consumidores también van a notar el incremento. Las hipotecas subirán, el Estado tendrá que pagar 6.400 millones de euros más para financiar la deuda pública, pero se espera que, con la vuelta a la normalidad en el lado de la oferta y un menor consumo, la inflación baje progresivamente, hasta que en los próximos dos años se sitúe en valores más normales de entre el 2 y el 3%.
Ante el anuncio del BCE y con la expectativa que también sientan el incremento, muchos bancos están subiendo las tasas de los créditos. Los depósitos que antes tenían una rentabilidad ínfima o casi nula, y las hipotecas que estaban realmente baratas y no constituían beneficio para los bancos, ahora van a ser de nuevo productos atractivos para ellas.
En conclusión, depende de la situación en la que nos encontremos, puede ser un buen momento para invertir, aprovechando aún esos tipos negativos o nulos, y por el contrario sería más prudente esperar a que suban esos tipos si lo que queremos es ahorrar haciendo un depósito a tipo fijo o invertir en bonos y renta fija, ya que se van a ver beneficiados por esta subida.
Para las empresas, puede ser un último tren de dinero “gratis” para poder invertir en sus proyectos, sabiendo que cuando suban los intereses aún tienen el respaldo de los fondos europeos como colchón de emergencia.
Dositeo Amoedo, presidente de la Asociación de Educadores y Planificadores Financieros (AEPF).
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