La depresión es la segunda causa de incapacidad laboral en España
La depresión supone la segunda causa de incapacidad laboral, solo por detrás de los trastornos osteomusculares. Se estima que el coste de la depresión en España oscila entre los 150 y 370 millones de euros anuales, incluyendo los costes derivados por baja laboral o incapacidad, disminución de la productividad, y por jubilación anticipada.
Una mayor sensibilidad por parte de las empresas, aumentar la flexibilidad y promover la relación entre los servicios médicos y asistenciales contribuiría a mejorar la prevención de la depresión en el ámbito laboral, así como a facilitar una detección más precoz que mejore el diagnóstico, y facilite el tratamiento y la recuperación.
Estas son algunas de las principales conclusiones del Diálogo Online de Escucha Activa “¿Pueden las empresas ayudar a prevenir la depresión? Los retos de la depresión en el entorno laboral”, organizado en el marco de la iniciativa Rethink Depression impulsada por Lundbeck, con el objetivo de dar visibilidad a la depresión en el ámbito laboral y proporcionar estrategias para ayudar a las empresas a prevenir esta enfermedad.
El encuentro ha reunido a la Dra. Rosa Gutiérrez Labrador, psiquiatra Jefa de Sección del SSM de Alcobendas en el Hospital Universitario Infanta Sofía de Madrid; al Dr. Francisco Fornés Úbeda, jefe del Servicio de Salud Laboral y Prevención de Riesgos Laborales del Ayuntamiento de Valencia; y al actor y presentador Javier Martín, que durante años sufrió depresión, y ha estado moderado por la Dra. Susana Gómez-Lus, Directora Médico y de acceso al mercado de Lundbeck. Los Diálogos Online de Escucha Activa se enmarcan en la III edición de la campaña #DeLaDepresiónSeSale, que en esta edición cuenta con el aval de la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP) y la colaboración de la Asociación La Barandilla.
“Las personas que trabajan en el sector servicios son las más propensas a sufrir este tipo de trastornos, especialmente aquellos con más alto nivel de cualificación, con más responsabilidades y con trabajos que suponen una mayor implicación emocional”, apunta el Dr. Francisco Fornés.
Los especialistas reunidos por Lundbeck destacan la necesidad de promover un entorno laboral favorable a hablar de la depresión para detectar las señales de alarma que permitan un diagnóstico temprano, y así reducir los elevados costes originados debido a una disminución de la productividad, el absentismo, el presentismo y el uso de los recursos sanitarios.
“También se trata de pasar de la prevención de riesgos psicosociales a la promoción de la Salud mental en la empresa, que engloba aspectos como, favorecer una alimentación saludable, afianzar la práctica regular de ejercicio físico, así como fortalecer la resiliencia de los trabajadores con formación en el manejo de las emociones, gestión del estrés, la comunicación, las habilidades sociales y el autoliderazgo. En definitiva, la prevención de la depresión en la empresa tiene que partir desde los trabajadores, con un enfoque global centrado en los aspectos físicos, sociales, emocionales y laborales”, explica la Dra. Gutiérrez Labrador.
El tabú de la depresión
Los participantes en el coloquio coincidieron que el tabú que aún existe sobre esta enfermedad, la banalización del término «depresión» o el estigma y los prejuicios asociados, conducen a que muchos trabajadores que la padecen no lleguen a reconocerlo por miedo a perder su empleo o a ser estigmatizados por sus propios compañeros. Por eso, los expertos insisten en la necesidad de divulgar y sensibilizar sobre la depresión, así como desarrollar programas de prevención y detección precoz que sean realmente eficaces.
“Hubo un momento de la enfermedad en el que me tenían que empujar para salir al escenario. En mi sector – el artístico – comprendieron bien mi situación, pero yo seguía con miedo de que no me contrataran. Tuve la suerte de que iban dando papeles pequeños, ya que era incapaz asumir otros de mayor relevancia. En mi caso el trabajo fue terapéutico porque me ayudó a desconectar”, explica el actor Javier Martín.
“Cuanto mayor sea la conciencia social sobre la depresión, mayor será la empatía hacia las personas que la sufren y, por tanto, será más fácil que puedan hablar de su enfermedad y pedir ayuda. Por eso insistimos en la necesidad de la divulgación y la prevención activa”, concluye la Dra. Gutiérrez Labrador. Un correcto abordaje de la depresión desde la empresa repercutirá no solo en el bienestar emocional de los trabajadores sino también en la productividad de las empresas y en la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud.
Para Susana Gómez-Lus, Directora Médico y de Acceso al Mercado de Lundbeck, «si pasamos un alto porcentaje de nuestra vida en el trabajo, este entorno tiene que contribuir de manera esencial a prevenir las enfermedades mentales, como la depresión. Desde Lundbeck, como especialistas en enfermedades mentales, seguimos trabajando día a día para mejorar el conocimiento de la depresión en todos los ámbitos y por supuesto en el trabajo. La visibilización e información es una de las claves para la prevención de la depresión”.
El abordaje de los síntomas cognitivos
“El estrés suele ser uno de los principales factores causantes de depresión en el entorno laboral”, señala el Dr. Fornés. “La depresión supone una afectación global y no sólo del estado de ánimo”, añade la Dra. Gutiérrez Labrador. La inseguridad, la apatía, la dificultad en la organización y ejecución de las tareas, el aislamiento y los problemas para trabajar en equipo, la disminución de la concentración, las pérdidas de memoria o una menor agilidad mental son algunos de los síntomas que pueden alertar en el trabajo de la existencia de un posible cuadro depresivo.
Se calcula que el 80% de la pérdida de productividad debida a la depresión puede atribuirse a una inadecuada capacidad en la ejecución de las tareas. Según la Dra. Gutiérrez Labrador, “los síntomas cognitivos como la falta de concentración, la fatiga mental precoz, la dificultad para la correcta valoración de los problemas y para tomar decisiones, la desmotivación, la dificultad para mantener relaciones sociales y el aislamiento condicionan gravemente que el trabajador desempeñe sus tareas con normalidad”.
En muchas ocasiones, la persona con depresión permanece en su puesto de trabajo, a pesar de la presencia de estos síntomas. Es lo que en el ámbito laboral se conoce como presentismo y que constituye uno de los mayores problemas para las empresas. De ahí la necesidad de detectarlos de forma temprana y abordarlos correctamente con un tratamiento adecuado que permita la remisión de los síntomas y la reincorporación al puesto de trabajo.
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