El euríbor sube y las empresas deberán plantearse su método de financiación
El Euríbor, el principal índice hipotecario, cotiza al alza desde que el coronavirus se instaló en Europa. Para hacernos una idea, su valor medio en febrero de 2020 era del -0,288%, un registro sensiblemente inferior al -0,108% con el que cerró el pasado mes de abril. Así las cosas, es lógico que los que quieren adquirir una vivienda próximamente se pregunten si sería mejor contratar una hipoteca fija o una variable para financiar la operación.
Para ayudarles a tomar la decisión, desde el comparador bancario HelpMyCash.com han elaborado una serie de directrices que se pueden seguir para saber qué opción puede ser más conveniente según el perfil de cada uno.
El interés fijo es para los más prudentes
Según los expertos de este comparador, el motivo principal que explica la subida del Euríbor no es un aumento de los tipos del Banco Central Europeo (que se mantienen sin cambios), sino que es, probablemente, la desconfianza entre las entidades que operan dentro del mercado de préstamos interbancarios.
Aunque se espera que este índice todavía se mantenga bajo durante un tiempo, lo cierto es que es complicado predecir a qué valor cotizará el Euríbor cuando termine la crisis de la COVID-19, mientras que adivinar cuáles podrían ser sus registros dentro de 10, 20 o incluso 30 años es prácticamente imposible. Así, lo recomendable es basarse en la tolerancia al riesgo del solicitante para decidirse entre un interés fijo o uno variable.
Pongámonos, por ejemplo, en la piel de una persona que no se fía de la evolución de los índices de referencia. Contratar una hipoteca fija podría ser la opción más recomendable, pues le proporcionaría una mayor estabilidad. Recordemos que las cuotas de estos productos se mantienen siempre constantes, lo que permite planificar los pagos con más facilidad.
Ahora bien, decantarse por un tipo fijo también tiene sus desventajas. Y es que si el euríbor no se sitúa por encima de aproximadamente el 1% a corto o medio plazo, se pagaría más a la larga que con una hipoteca variable. Por lo tanto, hay que valorar si se prefiere esa estabilidad aún a riesgo de abonar un sobrecoste.
El tipo variable, para los más valientes
Y ahora cambiemos de tercio y pongámonos en la situación de una persona que prefiere pagar unas cuotas más bajas y se ve con capacidad para afrontar posibles subidas. En este caso, firmar una hipoteca variable podría ser más conveniente, pues debido a la cotización negativa del euríbor, al menos a corto plazo se aseguraría tener un interés bajo y, por consiguiente, unas mensualidades más baratas. Eso sí, habría que asumir el riesgo de pagar más que con un interés fijo si el índice se disparara.
Al firmar un préstamo a tipo variable, esta clase de cliente quedaría expuesto a un encarecimiento de las cuotas si el euríbor subiera en el futuro. Por ello, desde HelpMyCash.com aconsejan calcular previamente cuánto se pagaría si este índice cotizara al alza (al 1%, al 2% o al 3%, por ejemplo) para asegurarse de poder hacer frente a las mensualidades en caso de que se diera ese escenario.
Para terminar, desde este comparador aseguran que firmar una hipoteca variable es más ventajoso para los que quieren devolver el dinero en un plazo corto (unos 10 o 15 años). Y es que la mayor parte de los intereses del préstamo se pagarían en el primer lustro debido al sistema francés de amortización (con el que se pagan más intereses al principio), así que habría menos margen para que el euríbor, que aún cotiza en negativo, subiera excesivamente.
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