La población no está dispuesta a usar servicios bancarios de una Big Tech
La banca tradicional todavía tiene la confianza de la gran mayoría de los clientes, pero necesita innovar para competir con las Big Tech, que poco a poco se abren paso. Sin embargo, la noticia positiva para los servicios bancarios tradicionales es que solo un 11% de la población española estaría dispuesta a contratar productos bancarios con una Big Tech, según un estudio de The Cocktail denominado Retos de la Banca. Esto representa una caída significativa en la confianza en estas empresas desde 2017, cuando un 20% estaría dispuesto a hacerlo.
Pese a la ventaja de los bancos convencionales, éstos necesitan innovar para competir con las Big Tech y las Fintech. La clave está en la innovación tecnológica, la agilidad empresarial y la colaboración estratégica. De lo contrario, en un futuro próximo podrían perder esta ventaja frente a las poderosas tecnológicas.
Las Big Tech aún no han logrado ganar la confianza de los clientes en el ámbito financiero, a pesar de su tecnología avanzada y su base de usuarios. Esto se debe a que los clientes valoran la seguridad, la protección financiera y la confianza que les ofrecen los bancos tradicionales. Además, también existe un buen porcentaje de población mayor que no domina o conoce estas nuevas tecnologías, y siguen dependiendo de las sucursales bancarias de siempre.
La gratuidad es un factor clave para la adopción de aplicaciones de gestión financiera. Si bien el 50% de los consumidores estaría interesado en tener acceso a esos servicios a través de su banco, solo un 8% estaría dispuesto a pagar un poco más por utilizarlos.
Las bases de la desconfianza en las Big Tech
Entre los motivos de la desconfianza en los servicios financieros basados en las Big Tech, destacan:
- Falta de experiencia y conocimiento financiero: las Big Tech son empresas relativamente nuevas en el sector financiero, lo que genera desconfianza en comparación con la experiencia y el conocimiento de los bancos tradicionales.
- Preocupaciones por la privacidad y la seguridad de los datos: estas empresas ya han sido criticadas por su manejo de datos personales, lo que genera dudas sobre la seguridad de la información financiera de los usuarios.
- Preocupaciones sobre la ética y la responsabilidad social: las compañías del sector han sido cuestionadas por su comportamiento, lo que lleva a algunos usuarios a dudar de su ética y responsabilidad en el ámbito financiero, desde escándalos de filtraciones, hasta vulnerabilidades en la ciberseguridad, etc.
- Preferencia por la relación personal con un asesor financiero: muchos usuarios valoran la relación personal con un asesor financiero que conoce sus necesidades y objetivos financieros, algo que las Big Tech no siempre pueden ofrecer este trato personal, sino que suelen ser servicios basados en apps o en la nube. Esto es especialmente negativo para las personas mayores, para los no nativos digitales.
- Variedad de servicios: mientras los bancos tradicionales suelen ofrecer tanto cuentas de ahorro, como servicios de pago a través de tarjetas de crédito, pagos digitales mediante el número móvil como Bizum, etc., así como posibilidad de obtener beneficios con depósitos a plazo fijo, préstamos, pensiones, domiciliación de pagos, etc., muchas Big Tech solo ofrecen un servicio de pagos o funciones muy específicas.
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