Las startups y «la voz de la experiencia»

Las startups y las corporaciones tiene una relación simbiótica. A ese ecosistema, se le unen otros actores como los inversores de capital de riesgo y privado, además de empresas públicas, que hay que tener en cuenta.

La colaboración entre una startup y una corporación establecida es compleja y con desafíos únicos. El 65% de las corporaciones han tenido relación con una startup en los últimos tres años. Sin embargo, tanto unas como otras no juzgan exitosa la relación. Y es que son mundos diferentes.

Las áreas en las que se puede dar el choque en su relación son: dirección y gobierno, personas y comunicación, mentalidad empresarial, forma de trabajar y rendimiento financiero.

¿En qué no coinciden? En la velocidad y el deseo. Tener un objetivo claro, compartir expectativas y mentalidad y acordar recursos y experiencia aportada por cada parte es la base para una buena relación.

¿Cómo catalizar esa reacción “química” casi imposible a primera vista? Incluir en el equipo directivo a un/una profesional senior, es una de las más beneficiosas soluciones ya que aúna, en su experiencia y formación, los 4 fundamentos de cualquier fructífera relación: proteger, optimizar, transformar y crecer.

El valor del directivo senior

Un directivo senior puede empatizar fácilmente con la necesidad de la corporación de proteger el negocio principal y mejorarlo construyendo otros modelos de negocios anexos, a la vez que entiende la oportunidad que aparece con la startup a la hora de optimizar áreas como el I+D, marketing, comercial o compras. El profesional sénior entiende también que la mentalidad emprendedora y disruptiva de una startup produce una transformación cultural que impulsa a la corporación y que puede hacerla crecer desde esos nuevos modelos de negocios.

El 86% de las startups consideran que el número de colaboraciones aumentará en los próximos tres años. ¿Cómo tener en la dirección a un profesional senior puede ayudar y acompañar a este nuevo tipo de empresa? Este puede ser un buen decálogo a tener en cuenta.

  • Reduce la brecha de incomprensión innovadora. Una startup respira innovación y una corporación puede externalizar ese proceso sin entrar en conflicto interno.
  • Contiene la complejidad de los procesos. En estos momentos la complejidad empresarial ha crecido desmesuradamente por lo que priorizar lo esencial, evitar la dispersión y enfocar en lo necesario es vital para la supervivencia de la startup.
  • Genera y distribuye el valor de ambas partes, la de la corporación y la de la startup. Una puede escalar más fácilmente gracias a los socios corporativos y la startup puede abrirle nuevos mercados a la corporación, gracias a la digitalización.
  • Gestiona la emocionalidad emergente. El choque de culturas es visible para todos y la gestión de esas visiones divergentes, con la moderación, transparencia y habilidades comunicativas propias de la experiencia es la clave.
  • Integra el propósito junto con los «cómo´s» y los «qué’s», no solo dentro de la propia startup, sino con la corporación asociada. Contribuye a tejer la red necesaria limando los puntos de fricción.
  • Prioriza lo necesario e importante, sabe decir no. En una startup, decir no a tiempo y priorizar es importante no solo para saber cuándo parar y reflexionar sino para saber dónde serán más eficientes los recursos, tanto humanos como económicos.
  • Sabe cuándo mirar hacia atrás y cuando hacia delante. Sin los aprendizajes pasados, sin detenerse por un momento en el ayer no es posible dar el paso al frente. Crear espacios de reflexión es una herramienta muy potente que sabe implantar.
  • Construye marca y relaciones sólidas y confiables. Llevan muchos años en el entorno corporativo para saber que la marca personal es un pilar fundamental y los/las profesionales seniors la tienen y saben seguir construyéndola, tanto dentro de la startup como entre las empresas.
  • Alinea las estrategias y provoca visión de medio y largo plazo, algo que gusta a las corporaciones y que a veces falta en las startups.
  • Enfoca en las personas. A estas alturas de su vida profesional, sabe que el valor se genera en ellas y que sin ese motor ni la startup ni la corporación pueden llegar muy lejos.

SusanaEn el fondo, un directivo senior llega a una startup para eliminar impedimentos, generar espacios colaborativos y de confianza y simplificar los procesos operacionales.

Susana Gallego, QHSE Manager y CEO de VITAE Solutions.

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