La posible reforma del RETA y sus consecuencias en la cuota de la Seguridad Social para autónomos

Los trabajadores autónomos de este país viven cierta incertidumbre en estos momentos ante los posibles cambios que pueden llegar en breve y que les afectarán de lleno.

El Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, que depende del ministro José Luis Escrivá, tiene la firma intención de reformar el RETA, el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos. La propuesta del ministerio pretende ajustar las aportaciones de los autónomos a la Seguridad Social en base a los ingresos reales de cada trabajador por cuenta propia, más bien una estimación directa de los ingresos netos declarados.

El descontento es generalizado en el sector porque, por un lado, aquellos autónomos que no alcancen el salario mínimo interprofesional no verán incrementada la cuota, pero, por otro, unos 700.000 autónomos —aquellos con ingresos superiores a 25.000 euros anuales— tendrán que pagar cerca de un 50% más a la Seguridad Social, al menos esos son los cálculos realizados por la ATA, la Asociación de Trabajadores Autónomos.

Por si fuera poco, la subida en la cuota de la Seguridad Social no irá acompañada de un incremento en las prestaciones que podrían percibir. Por lo que los autónomos se sienten maltratados y ven como son ellos quienes tienen que seguir sacrificándose por el bien común sin recibir nada a cambio.

El coronavirus y las ayudas a los autónomos

La crisis del coronavirus ha marcado un antes y un después en la sociedad, algo que a nivel laboral no ha sido una excepción. Uno de los grandes problemas derivados de la COVID-19, además de los evidentes problemas sanitarios, es la crisis económica que ha generado.

El confinamiento obligatorio de casi tres meses al que se ha sometido la población ha paralizado la economía y una gran parte de negocios se han visto obligados a detener su actividad. En una primera etapa, solo aquellos trabajos considerados indispensables se podían llevar a cabo de manera presencial, lo que obligó a muchas empresas y trabajadores a encomendarse al teletrabajo; sin embargo, no todos los trabajos tienen la posibilidad de poder hacer el trabajo a distancia.

A esta situación hay que añadir el hecho de que la educación se paralizó. Se cerraron colegios, institutos, universidades… lo que mandó a muchos niños a casa. La presencia de los pequeños en el hogar, con lo demandantes que pueden llegar a ser, hizo muy difícil la conciliación. Son muchos los trabajadores que bajaron su rendimiento por esta circunstancia.

También hay que añadir los casos de todos aquellos que, aun pudiendo desempeñar su actividad, vieron como los números de su negocio caían en picado, puesto que el confinamiento forzoso y el miedo a la enfermedad hicieron disminuir drásticamente el consumo.

La conclusión final es que se produjeron unos profundos cambios en la vida laboral del país y que muchos autónomos no pudieron realizar el trabajo con el que se ganaban la vida. Para amortiguar este duro palo, el Gobierno sacó una serie de medidas y ayudas con las que estos trabajadores debían capear el temporal.

Las ayudas para los autónomos han resultado ser insuficientes, situación ante la que este sector se ha sentido muy desprotegido. Es más, algunos autónomos no han podido recibir ningún tipo de ayuda. Para muchos, la única solución posible pasó a ser solicitar un crédito bancario con la intención de poder afrontar unos gastos que había que cubrir, a pesar de no haber ingresos.

Habrá que ver cómo acaba la reforma del RETA y cómo influye a la larga a la economía nacional.

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